La salud condiciona nuestro día a día y es uno de los pilares de la vida. Según la OMS es: “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no la mera ausencia de enfermedad o discapacidad”.
El estilo de vida (tipo de hábitos y costumbres que posee una persona) puede ser beneficioso para la salud, pero también puede llegar a dañarla o a influir de modo negativo sobre ella. A grandes rasgos, la salud puede analizarse desde dos perspectivas relacionadas entre sí: salud mental y salud física.
- La salud mental se consigue mediante el equilibrio entre una persona y su entorno que garantiza su participación intelectual, laboral y de relaciones para alcanzar calidad de vida y bienestar.
- Para mantener y tener salud física se recomienda realizar ejercicio de forma periódica y tener una dieta equilibrada y saludable.
Dieta equilibrada y saludable
- Consumo adecuado (en cantidad) de alimento sin exagerar ni excluir.
- Rutina de horarios para comer.
- Alimentos que provean al cuerpo de proteínas, carbohidratos, grasas, fibras, minerales y vitaminas.
¿Qué debemos de tener en cuenta?
Se deben incluir en la dieta diaria, todos los grupos de alimentos indispensables para el buen funcionamiento del metabolismo:
- Proteínas: tienen una función estructural para el cuerpo (formación, regeneración y mantenimiento de tejidos).
- Carbohidratos: suministran energía al organismo.
- Grasas: provienen energía y son auxiliares en el transporte de algunas vitaminas.
- Fibras: normalizan el funcionamiento intestinal, controlan la glucosa y el colesterol sanguíneo y dan sensación de saciedad.
- Minerales y vitaminas: esenciales para el correcto funcionamiento de todas las reacciones bioquímicas del cuerpo.
- Agua: mantiene al organismo hidratado y es vital para el transporte de nutrientes.
Algunas recomendaciones generales, que todos sabemos pero que no está mal recordar, para tener una alimentación sana y una vida saludable son:
- Realizar 5 comidas al día, 3 principales y 2 tentempiés.
- Beber como mínimo 2 litros de agua al día y masticar despacio los alimentos.
- Planificar las comidas y la lista de la compra, evitar la improvisación y procurar hacer la compra una vez por semana.
- Utilizar la menor cantidad de sal posible y evitar el sedentarismo.
- Tomar entre 5 y 7 raciones de fruta y verdura al día, seleccionándolas en su forma fresca y natural y evitando los envasados.
- Consumir cantidades moderadas de aceite, mantequilla, mayonesa y salsas en general.
- Evitar alimentos pre-cocinados y excesivamente procesados.
- No abusar de las bebidas alcohólicas.
- Evitar las frituras, dando preferencia a las comidas asadas, al horno y cocinas al vapor.
- No comer carnes rojas a diario; variar entre aves y pescados.
- Dar preferencia a las bebidas naturales ya que el contenido en azucares de los productos industrializados es mucho mayor.
Superalimentos
Todos los alimentos contienen cierto valor nutricional, ya sea alto o bajo. Sin embargo, hay una clase de alimentos que son muy buenos para la salud ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes; y que contienen propiedades curativas llamados superalimentos. Los principales son de origen vegetal, aunque también los hay de extracto animal como la grasa de pescado. Algunos son:
Chía: destaca por su contenido en fibra dietética, distintos tipos de vitaminas, el calcio, el hierro y los ácidos grasos Omega-3, uno de los tipos de grasa más saludable.
Quinoa: este pseudocereal rico en fibra y sin gluten, aporta proteínas con un alto valor biológico. Es el único alimento vegetal que contiene todos los aminoácidos esenciales, oligoelementos y vitaminas.
Aceite de oliva: es considerado como oro líquido y el tipo de aceite más saludable que existe. Es muy rico en nutrientes, como los ácidos grasos omega-3 y 6. Los estudios indican que disminuye el riesgo de sufrir diversas enfermedades (aterosclerosis, diabetes mellitus y varios tipos de cáncer entre otros).
Espirulina: esta microalga está formada en su mayoría por proteínas, pero también vitaminas y minerales esenciales. Tiene un gran poder antioxidante y es perfecta para reducir el colesterol. Recomendable no tomar más de 2 gramos al día.
Semillas de lino: contienen un alto contenido en fibra y ácidos grasos (omega 3, 6 y 9). Tiene propiedades saciantes y ayuda a eliminar toxinas.
Ideas fáciles para tu salud
Disfrutar de recetas saludables, fáciles y ligeras no es sinónimo de platos sin sabor donde reine la lechuga. Con estas 3 sencillas ideas añadirás salud a tu semana:
Smoothies
Son bebidas muy saludables (siempre y cuando no nos volvamos locos mezclando ingredientes) que pueden ser un desayuno o un tentempié perfecto. Este batido de frutas mantiene, a diferencia del zumo, toda la fibra de la fruta lo que permite que se absorba el azúcar de manera más lenta aportándonos energía de manera gradual sin que el páncreas trabaje en exceso.
Son el perfecto aliado para aquellos que no tienen tiempo o no les gusta tomar fruta ya que son fáciles de preparar, muy apetecibles y puedes concentrar en un solo vaso parte del número de fruta y verduras diarias necesarias.
Para prepararlos te recomendamos que tengas una batidora, da igual que sea especial para preparar smoothies individuales o una de carácter familiar. Eso sí, si te los preparas para llevar mejor cómprate un vaso que evite fugas ya que, sino el resultado será fatal.
Dentro de la tendencia del smoothie también podemos encontrar los smoothie bowls: iguales a los primeros, pero mucho más densos, tanto que hay que comerlos con cuchara.
Sushi
Este plato japonés internacionalmente conocido se basa en arroz, verduras y algas. El sushi puede ser un añadido muy saludable en tu dieta, especialmente cuando está lleno de vegetales, pescados enriquecidos con omega 3 como el salmón y el atún, y pequeñas cantidades de aguacate, muy bueno para el corazón.
Pero lo saludable del sushi puede caer rápidamente, dependiendo de cómo esté preparado. Por ello, si lo vas a realizar en casa sólo necesitas evitar la tempura y condimentos como la mayonesa y el queso crema, contar con paciencia, palillos y diversos utensilios.
Raw Food
Es una dieta que consiste en comer la comida cruda, sin haberla cocinado o habiéndola cocinado muy poco (nunca a más de 46 grados, que se supone que es la temperatura que pueden alcanzar los alimentos por sí solos si los dejamos al sol).
Dentro del grupo de los crudívoros es habitual encontrar crudiveganos, que van un paso más allá: no comen nada cocinado, pero además no comen alimentos de origen animal.
Zoodles
Si quieres añadir verduras a tu alimentación de una manera diferente y divertida, los zoodles son la solución ideal para ti. Su nombre proviene de la unión de dos palabras: zuchinni o calabacín en italiano y noodle o espagueti en inglés. Así, nos encontramos con un plato de espaguetis enteramente vegetales con muy pocas calorías.
Los podemos tomar crudos, cocidos o incluso con un toque de sartén, y aunque la receta original nos habla del calabacín, la verdad es que podemos elaborarlos con cualquier hortaliza que tengamos a nuestro alcance. Solamente necesitaremos un cortador, mandolina o spiralizer con los que nos ahorraremos la energía y la paciencia que necesitaríamos para hacerlo a mano.
En definitiva, lo importante es comer sano y variado, pero si vemos que tenemos algún tipo de problema acudir al médico. Ellos son los expertos que nos aconsejarán como debemos actuar de la mejor manera.
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